La ruta comienza en Logroño, capital de La Rioja. Bañada por el río Ebro, al que abraza en su crecimiento y desarrollo, la ciudad experimenta en la actualidad un notable cambio con respecto a los últimos años. Se está dotando de nuevos servicios e infraestructuras que le confieren un mayor atractivo y un nuevo punto de vista para convertirle en referente y punto de encuentro entre las ciudades de su entorno. Entre las virtudes más conocidas de la ciudad, cabe destacar la cultura del vino, presente las múltiples bodegas que se encuentran en el entorno logroñés. El camino discurre suavemente, abandonando poco a poco la ciudad y topándose con el Pantano de La Grajera. Este pulmón verde de Logroño, ofrece al visitante un paisaje digno de admirarse, con una amplitud de flora y fauna propia de ecosistemas lacustres y de gran valor ecológico. Poco a poco, el caminante se acerca a la localidad de Navarrete. Asentada sobre el cerro Tedeón, esta población ha sabido aprovechar muy bien su tierra; haciendo gala de grandes productos como el vino o la alfarería. Discurriendo entre el paisaje de colinas y viñedos tan típicamente riojanos, divisamos ya al fondo desde el alto de San Antón y pasado Ventosa la ciudad de Nájera, capital del antiguo Reino de Nájera y bañada por el Río Najerilla que en su cuenca se expande formando una gran llanura aluvial fértil para pueblos como Alesón, Manjarrés, Tricio, Uruñuela o Huércanos.