Este conjunto de cortados rocosos de conglomerados y calizas se suceden de este a oeste en el contacto entre las montañas del Sistema Ibérico y la Depresión del Ebro, atravesados por los tres ríos que le dan nombre (Iregua, Leza y Jubera) que han ido modelando con el tiempo, en algunos casos, imponentes desfiladeros como el cañón del Leza.

Extensos bosques de encina, quejigo, rebollo y haya cubren las laderas de estas montañas, cuyas altitudes medias se sitúan en torno a los 900 m. Les acompañan una amplia comunidad de matorrales (aulagares, enebrales, bujedos, brezales, estrepales, salviares, tomillares, etc) que se distribuyen según la naturaleza ácida o básica del sustrato y que cada vez tienen menos protagonismo al disminuir en estos parajes la presión agrícola y ganadera. En la actualidad, el 46% de la superficie la ocupa el matorral.

Los 13 tipos de Hábitats de Interés Comunitario identificados ocupan una superficie total de 1.756 ha, aproximadamente una quinta parte del territorio. Los más extensos son los quejigares y los encinares.

En los cortados rocosos de caliza o conglomerados rojizos anidan buitres, alimoches, águilas reales halcones y búhos reales entre otras especies de interés. Joyas de nuestra fauna como el visón europeo y la nutria tienen en los tramos del Iregua y el Leza que discurren por este espacio algunas de las mejores poblaciones de la región.