En el espacio se dan cita diez tipos de Hábitats de Interés Comunitario que en conjunto ocupan cerca de 2.885 ha, el 56% de todo su territorio. El paisaje, como consecuencia de las antiguas prácticas ganaderas, se caracteriza por la abundancia de matorrales (bujedos, enebrales, coscojares y aulagares), a los que acompañan encinares y quejigares en las laderas al pie de los cortados y extensas repoblaciones de pinos. Destacan los bosques de encinas con abundancia de madroño, muy escasas en La Rioja, así como las extensiones de matorrales arborescentes con sabinas y coscojas.

La importante línea de roquedos calizos de estas montañas las convierten en un paraíso para las rapaces rupícolas como águilas real y perdicera, el búho real, el buitre, el alimoche o al halcón peregrino, que justificaron su designación como ZEPA. Entre los mamíferos destacan el grupo de murciélagos, con presencia de la zona de 28 especies distintas de las 34 que habitan España.